Viajar en un tour tiene ciertas ventajas,
una de ellas es que siempre tienes un guía a disposición, no solo para los
recorridos turísticos, sino también para la logística.
Cumplidos todos los trámites
necesarios para abandonar el aeropuerto de Baltra, en las islas Galápagos, te
espera un guía quien a más de darte la bienvenida, te lleva a tomar uno de los
buses que las compañías aéreas ponen a disposición de sus pasajeros para
transportarlos desde la terminal hacia el Canal de Itabaca, en un recorrido no
mayor a diez minutos sobre camino asfaltado.
En ese lugar hay que abordar un
transporte fluvial para cruzar los 800 metros de mar que separan la isla Baltra
de Santa Cruz y que se superan en unos siete minutos. Una vez en tierra es necesario abordar alguno
de los servicios de transporte que esperan en el lugar y nos llevan hacia el
otro extremo de la isla, donde está el centro poblado y capital de la misma:
Puerto Ayora.
El trayecto es por una carretera de
primer orden, bastante lineal (a diferencia de las que hay en el continente)
que en momentos asciende ligeramente por áreas cubiertas de vegetación exuberante
que se deja ver gran parte del camino.
Llegar a Puerto Ayora toma alrededor de 45 minutos, el primer destino
será el sitio de alojamiento donde es posible tomar un breve descanso, refrescarse,
mudarse de ropa y almorzar, como paso previo al inicio del recorrido turístico agendado.
Parte alta de Santa Cruz y rancho Primicias
Lejos de lo que nos podríamos
imaginar, en Santa Cruz existen zonas extensas dedicadas a la agricultura y
ganadería que dan sustento a la población local y visitantes. Pese a que su suelo está compuesto
principalmente por roca volcánica, las partes altas de la isla (menos de mil
metros sobre el nivel del mar) son tierra fértil para cultivos, introducidos
desde los primeros años de su colonización.
Árboles de guayaba y maracuyá llamaron mi atención por sus frutos y
aroma, así como las abundantes enredaderas de sandía.
Hay una propiedad privada dedicada a
esta actividad económica y en la cual además habitan libres varias tortugas,
por lo que se ha convertido en visita obligada de los viajeros. Se denomina Rancho Primicias, donde las
tortugas caminan, comen y descansan tranquilamente bajo la mirada curiosa de
los llegados, quienes no pierden la oportunidad de fotografiarse con
ellas.
Además exhiben varios caparazones de
tortugas que facilitan entender su lento caminar y estructura física. La columna vertebral está en la parte
superior del caparazón, por lo que cuerpo y cubierta son uno solo. Se puede apreciar la diferencia entre la
estructura de los machos y las hembras, ya que la parte baja del caparazón es
plana en las segundas y cóncava en los primeros. Esto para que durante el apareamiento, el
caparazón del macho se mantenga equilibrado sobre el de la hembra.
Además ahí es posible ingresar a un
túnel de lava (una especie de caverna) formado enteramente por roca volcánica. Iluminado para minimizar los riesgos durante
un corto descenso, en su interior se miran distintas capas rocosas que están
bajo el suelo y que se explican por el origen volcánico de las islas.
Los Gemelos
Situados también en la parte alta de
Santa Cruz, son dos grandes hoyos a manera de cráteres, denominados Los Gemelos,
cuya formación se presume fue el resultado del colapso o hundimiento de
materiales superficiales dentro de fisuras o cámaras subterráneas. Algo así como una implosión que dejó una gran
circunferencia de paredes rocosas, cuyo interior fue absorbido por la
tierra. Con el paso de los años, sobre
las piedras creció abundante vegetación mucha de ella introducida (como las
moras de monte) que tapan el fondo del cráter.
Es posible
circundar toda el área, en una caminata por senderos previstos, durante la cual
se puede observar variedad de aves y la presencia de uno de los árboles
endémicos de Galápagos: la Scalesia.
Empieza a caer
la noche y por tanto es hora de retornar al hotel. Así termina el primer día en las “Islas
Encantadas”.
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