viernes, 26 de octubre de 2018

La ruta de las cascadas


A un poco más de tres horas de Quito se puede visitar la imponente cascada de San Rafael, la más alta y espectacular del país, con 150 metros de caída y 14 metros de ancho. Está ubicada muy cerca de la población El Reventador, en el límite entre las provincias de Napo y Sucumbíos.

La cascada nace de la confluencia entre los ríos Quijos y el Salado y para llegar a esta, hay que caminar unos 15 minutos desde la entrada a la reserva, donde el visitante debe registrarse pues el área forma parte del Parque Nacional Cayambe-Coca. Allí hay espacio de parqueo para los vehículos, pues se encuentra unos 200 metros bajo la carretera. El camino de acceso es adoquinado.

De ahí en adelante, el sendero se abre paso entre la vegetación hasta llegar al mirador del salto de agua. No es posible llegar al lecho mismo, pues la caída es abrupta. ¡Sin duda es un espectáculo imponente! y su duración depende del tiempo que el visitante decida dedicarle, pues el entorno es netamente natural.



San Rafael es el atractivo principal de la zona, pero no el único. A pocos metros es posible disfrutar de la naturaleza, con las comodidades que ofrece un lugar de hospedaje. Se trata de la hostería El Reventador que tiene instalaciones adecuadas para el descanso, conjugado con un entorno natural.





Enclavada en el bosque húmedo amazónico, la hostería cuenta con amplios espacios para la caminata, observación de aves, vegetación y conocimiento de la riqueza de la zona. Además, y conforme a las condiciones climáticas, permite una observación directa del volcán Reventador que se encuentra en erupción desde 2002.



Unos kilómetros antes de la población de El Reventador, en el poblado San Carlos de la parroquia Gonzalo Díaz de Pineda, del cantón El Chaco (Napo), es posible acceder a la cascada formada por las aguas del río Malo, llamada Mágica.


Con una altura de unos 50 metros, tiene una caída fuerte, generando una especie de nube de humedad que se esparce a una distancia de unos de 150 metros. El ingreso no tiene costo y demanda una caminata por terreno plano de unos 15 minutos. Hay posibilidad de estacionar los vehículos cerca de la carretera, en una propiedad privada, por lo que hay que pagar por este servicio.

El visitante puede acercarse tanto como quiera a la cascada, aunque de su coraje dependerá cuán empapado salga. No obstante, lo seguro es que renovará su energía. De ahí, el agua fluye en su cauce, habilitado en varios tramos para recibir a nadadores.


La cercanía hace de este, un espectáculo inigualable, donde se conjuga el temor y el respeto por la fuerza de la naturaleza.

El trayecto es ideal para un paseo de fin de semana y óptimo para hacerlo en dos días, incluyendo hospedaje en la zona de El Reventador o El Chaco (ubicado a alrededor de 50 km.)

Es posible acceder en transporte público, tomando buses interprovinciales que se dirijan a la provincia de Sucumbíos. La vía es asfaltada y señalizada. En el tramo posterior a El Chaco, tiene solo dos carriles.

Los servicios de alimentación son económicos y ofrecen comida típica de la zona como maitos o tilapias y conjugan el estilo alimenticio de la serranía con la de la región amazónica.

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